Nos encontramos en la calle.. yo diría, casualidad.
Aún conservaba esa mirada, ese garbo, ese swing, ese charme.
Venía super colocada, su sonrisa, sí, era algo especial..
Cuando me dio la cachetada puso las cosas en su lugar.
Luego me abrió su boca como la libertad, tomamos unas copas y en el bar se echó a llorar.
El tiempo pasó.. fuimos ella y yo, dos en la ciudad.
Me preguntó cómo había sido, cómo fue que elegí partir, si había tenido algunos hijos y si alguna vez fui tan feliz.
Le pregunté si estaba sola, ella sí que sabía fingir, que ingenuidad, no era una boba.. era el mismo monte Sinaí
Pasó nuestro cuarto de hora. Pasó, pero aún sabíamos reír.
Se nos pasó la noche entre el whisky y la coca. Se nos pasó, pero aún sabíamos reír.
Todo el fin de semana no nos dejamos ir.
Cuando me levanté ese lunes ella ya no estaba allí ..