• Por Flor Costas.
Dos documentales proyectados en una pantalla
dispuesta en el escenario, uno sobre ‘Ball Culture’ y otro más conocido ‘Nico
Icon’ sobre la interesante vida de la voz de la Velvet, dieron inicio, minutos
después de las 20, a la previa del recital de Boom Boom Kid (BBK) el sábado
pasado en Auditorio Sur.
El espacio lentamente se pobló
y la banda tan deseada por todos los presentes se hizo esperar. Cerca de las
21:45 comenzó a sonar “Lo único feo es no tener por qué vivir”, tema de su
álbum Frisbee (2009) y elegido como
apertura del show. Seguido tocaron “Okey dokey”, “Fueguitos” y “Let me go”.
Luego, Carlos Rodríguez (voz, guitarra y
teclados) se volvió a poner en la piel de Nekro, alias utilizado en su
antigua banda Fun People, y tocó “FMS” provocando la euforia del público.
Definir a BBK es una tarea muy difícil, es mucha responsabilidad. Es una
mezcla de punk y rock alternativos con destellos hardcore que hacen a una
combinación perfecta y a una personalidad única: Nekro, desenfrenado por
completo con sus rastas rubias, su sombrero negro, sus bailes, sus saltos, su
picardía a la hora de jugar con un balero sobre el escenario y sus juegos con
el público que los contagió de adrenalina en cada canción.
Como es costumbre,
Boom Boom Kid no pierde un sólo segundo y continuó
con “Perfume de vos”, “Si esas paredes hablaran, María ojos negros no más” y
“Tomar helado” que desataron a los presentes que desde el comienzo no dejaron
de provocar un pogo de lo más violento y que siguieron haciéndolo durante todo
el concierto.
“Estamos
encantados de ver a toda esta gente hermosa” dijo Carlos y rápidamente deleitó
a todos con “Be my beaby”, seguido de “El capricho”, “Hospice burning” y “Si todo se cae hoy”. La verdad que el
repertorio de temas que brindó BBK en este show fue realmente impresionante,
recorrieron toda su discografía y no dejaron insatisfecho a ningún fan. Pasaron
por temas como: “Jenny”, el clásico “I do”, “Daddy
no más”, “Sayonara”, “Día a día”, “Vida fane”, “La espina”, “Amor loco” y
hasta “Paranoia
candy blues”.
Las canciones
fueron un sin parar fugaz que aceleraba constantemente
y llevaba al público a un estado de locura desatada que lograba encajar
perfectamente con la esencia de la banda. El cansancio no parecía importarles,
era un descontrol total que generaba cada vez más pogo y desenfreno, y que
lograron mantenerlo durante todo el recital.
Si
bien Boom Boom Kid ha obtenido cierta autonomía, siempre vamos a volver a Fun
People, la banda por la que muchos asistieron al show. Tocaron temas esenciales,
principalmente del álbum Anesthesia como: “Ánimo”, “Marionetas”,
“Hunt” “FMI”, “Runaway” y “Bad influence” que hizo encender a Auditorio.
También dieron lugar a “Tita”, “Middle of the
round”, “Poor man”, “Lolita”, “Leave Me
Alone” y “No llores”.
“¡Amigos
estaremos en el City bar y después nos vamos para el oeste!” anunció Nekro a la
multitud que lo acompañaba esa noche y los invitó a todos a seguirlo en el
recorrido y les dedicó “Pon
tu corazón en la música”, “Crayones para
Trendy”,
y con “Brick my brick” propagó la exitación en el
ambiente. Casi sin respirar tocó “Dejame ser parte de esa locura” y “I don´t mind”. “¡Música
medicina es!” gritó el líder y dio pie a su próximo tema “Música medicina es”, que
incentivó aún más el desenfreno que se vivía en ese entonces.
“Egos lácteos”,
“Kitty”, “Casco de espejos”, “Automatic”, “Dirty connections”, “She runaway”,
“Si pudiera” y “My smiling fragile heart” hicieron transitar el show hacia el
final. “¡Nos despedimos amigos, tenemos que irnos!” exclamó y dio paso a
“Julio” y “Entre nos”. Pero no se podía ir sin antes realizar su auténtico
ritual: colocar una tabla de surf sobre las manos del público, subirse en ella
y surfear por Auditorio. Para lamento de sus fans Nekro no se subió a la tabla,
pero sí lo hizo Tato, un plomo de la banda. Mientras esto sucedía, tocaron
“Strong” y pusieron, así, fin a su espectacular show.
Es sorprendente
como la conexión con el público llega a
establecerse de una forma tan fuerte desde el primer minuto de concierto que
Nekro entra en confianza para bajar, tocar las manos de sus fans, revolearles
sus pulseras e invitar a cantar junto a él arriba del escenario a un chico del
público y compartir con él el baile, la pasión, la adrenalina y la locura que
BBK genera. Esa locura de la que pudimos ser parte, una vez más.
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