Se llama Nicolás, él es morocho y medio petiso. Tiene unos ojos grandes de un color medio marrón-verdoso y una lengua llena de cortes provocados por sus paletas de castor que me da una impresión bárbara.
Nicolás es lindo y divertido. Tiene un sentido del humor que contagia a cualquiera que esté con él más de dos minutos.
Nicolás es atento y demostrativo. Es medio frío a veces, pero no le dura mucho tiempo.
Nicolás tiene dos tatuajes: uno en la espalda, de River. Y otro cerca de la cadera, de los Redondos. Le encantan los Redondos y también le encanta River.
Nicolás es deportista. Le gustan todos los deportes, pero él prefiere el palo y la bocha: hace Hockey. Yo lo cargo y le digo que es chico-deporte, y más ahora que estudia Profesorado de Educación Física.
Nicolás es un poco hiperactivo, casi siempre anda a dos veinte. Siempre tiene pilas para cualquier cosa. Yo, en cambio, soy un poquito más pancha y tranquila.
Nicolás come las empanadas con cuchillo y tenedor, no le gustan las aceitunas y come la pizza con poca salsa.
A Nicolás no le gusta el chocolate negro. El blanco le fascina. Odia el limón y casi todas las verduras.
Nicolás es amante de las películas y la cerveza. Le encanta dibujar y, por suerte, me dibuja todo lo que le pido.
Nicolás es un poco bastante celoso y enojón. Es medio peleador, pero no entiende todavía que conmigo pierde. Hasta en el truco y la generala pierde.
Nicolás es medio showman, le gusta un poco llamar la atención cuando va caminando por la calle.
Nicolás es medio showman, le gusta un poco llamar la atención cuando va caminando por la calle.
Nicolás es comprador y no porque compre cosas sino porque me compra a mí cuando sonríe.
A Nicolás lo conocí en una noche medio fría de Julio, después de unos días tomamos mate con unos amigos y empezamos a salir más con ellos. Una noche de octubre nos dimos un beso y desde ahí que no nos separamos más.
Nicolás está loco de remate y yo también, pero por él.
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