Creo que no queda otra que ponerme a escribir. Ya no puedo
escapar más, aunque no quiera todo se acomoda de una determinada forma para que
en definitiva me encuentre sola sin nadie con quien chatear, sentada en esta
mesa de vidrio octogonal, con un gran vaso de coca, junto con mi gato acostado
en el sillón percatándose de lo que pasa en Gran Hermano a la madrugada de un
jueves cualquiera.
Siempre dije que lo que se escribe no se corrige, no se
cambian las palabras ni los modos para que después duela menos al leer. NO. Lo
que se escribe se escribe por algo y así queda. No le encuentro el sentido a
eso de: “escribo, después bajo los sumos un poco, releo y corrijo”, porque eso
que escribís, en definitiva, pierde total motivo, sentido y profundidad.
No sé quién soy y mucho menos sé lo que quiero y cómo lo
quiero. Pero acá estoy, juntando los pedazos y volviendo a empezar. Quizá hasta
pueda juntar esos pedazos y volverlos a pegar, pero creo que nunca más se
volvería a ver como antes, porque se notarían las grietas del pegamento que
usaría. Otra alternativa es quizá juntar todos esos pedazos, tirarlos y empezar
de cero otra vez, con la búsqueda de mi verdad como prioridad principal para mi
vida, porque al fin y al cabo mis sueños corren conmigo y yo corro con
ellos. Miro de reojo este blog y mis sueños parecen compartidos, parece que
corro tras ellos y que comparto esa carrera con alguien más. Eso también creía
yo..
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