Viernes 22 de junio de 2012
• Por Flor
Costas.
El estadio colmado de gente, una mezcla de euforia
acompañada de gritos ensordecedores y un público completamente porfiado fueron
el condimento perfecto para que, alrededor de las 21:40, el Luna Park se
oscurezca por completo y tome protagonismo el escudo de la banda proyectado en
la gran pantalla que formaba parte del escenario. A través de un juego de luces
blancas y azules El Cuarteto de Nos entró en escena con “Algo mejor que hacer”,
tema de su último álbum “Porfiado” que conforma la trilogía comenzada con
“Raro” (2006) y “Bipolar” (2009).
La
banda uruguaya liderada por Roberto Musso (guitarra y voz), Gustavo
"Topo" Antuña (guitarra), Santiago Tavella (bajo y voz), Santiago
Marrero (teclados) y Álvaro Pintos (batería y voz) causó furor en el público adolescente
con “El hijo de Hernández”, seguido de
“El lado soleado de la calle” y “Ya no sé qué hacer conmigo”, corte de difusión
del disco “Raro”.
“Buenas
noches a todos queridos amigos. Estamos de nuevo en el Luna, ¡hace más calor
que en el balcón de Paul!” gritó Musso como puntapié inicial para la quinta
canción, “El balcón de Paul”, que hizo temblar el estadio. “Enamorado tuyo” y
“Cuando sea grande” también fueron parte del repertorio de esta magnífica banda
que contagia humor, alegría y acidez en cada una de sus presentaciones. El
público se olvidó del frío que invadía a Buenos Aires y se acaloró al ritmo de
“Así soy yo” e “Implacable”.
Entre las
luces rojas y amarillas se podían vislumbrar las siluetas del Cuarteto
acompañado por las pantallas, donde los corazones se complementaron con el tema
“Corazón Maricón” y el baile de Tavella hizo divertir a todos los presentes. Luego,
el estadio se oscureció. Quizá por raro, por bipolar o por porfiado, Musso quedó
solo en el escenario y dijo: “A veces no es poco la compañía de una lámpara” y
con su guitarra acústica tranquilizó al público con “Todos pasan por mi rancho”
para volverlos a encender, después, con “Mi lista negra”, mientras los nombres
de sus enemigos, por supuesto difuminados, se dejaban entrever en una larga
lista proyectada en las pantallas.
“Vida
ingrata”, “No te invité a mi cumpleaños”, “Lo malo de ser bueno”, “Sólo estoy
sobreviviendo”, “Miguel gritar” y “Yendo a la casa de Damián” desaforaron al
público que, tras dos horas de duración, aún seguía insaciable. Luego, el
conocido canto al narcisismo con “Me amo” aclimataba lentamente el cierre del
show. Los bises con “Yo soy Alvin, el batero”, seguido por un medley integrado
por: “Nada es gratis en la vida” y “El putón del barrio” dieron pie a un
centenar de gritos efusivos y desaforados que acompañaron al himno de El
Cuarteto de Nos, “Invierno del 92”.
Esa cuota de perspicacia, fiesta y
acidez, ese humor que caracteriza a la banda y que se ve reflejado en cada una
de sus rimas contagia al público de risas y alegría y hacen de El Cuarteto de
Nos un conjunto ejemplar que genera una complicidad única entre los
adolescentes. “A veces raros, a veces bipolares, pero siempre porfiados”, así
Roberto Musso ponía fin al segundo paso de la banda por el mítico estadio Luna
Park.
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