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.¿Quién no quisiera una beneficencia pública para el alma?!
De los males del cuerpo ya hay muchos que se ocupan.
Pero ¿quién ha pensado en los que se mueren sin un sólo recuerdo hermoso?,
¿en los que no han visto realizado su sueño?,
¿en los que no se han sentido estremecidos nunca por un ramalazo de misterio y de fe?



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