Hace demasiados meses que mis payasadas no provocan tus ganas de reír. No es que ya no me interesas, pero el tiempo de los besos y el sudor es la hora de dormir.
Duele verte removiendo la cajita de cenizas que el placer tras de sí dejó.
Mal y tarde estoy cumpliendo la palabra que te di cuando juré escribirte una canción.
Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño. Y cada vez peor y cada vez más rotos y cada vez más tu y cada vez más yo, sin rastro de nosotros.
No hay lágrimas que valgan para volver a meternos en el coche donde aquella noche en pleno carnaval, te empecé a desnudar..

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