Siempre me gustó dormir sola. Siempre me resultó extraño y hasta casi repulsivo el hecho de compartir una cama con alguien, dormir con alguien. El roce de los pies, la respiración nocturna del otro que te cargosea y no te deja dormir. Quizá suene exagerado, pero me pasó. Casi nunca soporté ese tipo de situaciones, incluso siempre intentaba evitarlas.
No sé bien qué pasó, pero hoy no elijo dormir sola... me gusta dormir con él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario